sábado, 26 de octubre de 2013

El ProCreAr, en primera persona. Capítulo 1

Dicen que las embarazadas ven bebés, cochecitos y otras embarazadas por todos lados. Yo, desde marzo, veo corralones, aberturas y cerámicos. Me imagino cómo va a ser el perro que va a correr por nuestro patio. Visualizo limoneros y un cantero con plantas aromáticas. Entro en éxtasis con una isla de cocina. Y hay muchas otras cosas en las que debería poner "nos imaginamos". Porque esta es una historia de a dos. Pero también porque es la de muchos otros argentinos que, igual que mi compañero y yo, están haciendo realidad el sueño de la casa propia gracias al Programa de Crédito Argentino. En los próximos meses, voy a contar cómo es esto de disfrutar de una política de vivienda como no había desde hace sesenta años en la Argentina.

Hace muchos años, en una galaxia muy lejana...



En febrero de 2011 firmé contrato para alquilar un departamento minúsculo. Un monoambiente de 26 metros cuadrados. "Total -pensé- soy sola. Para qué quiero más. Con lo que ahorre puedo viajar o comprarme perfume francés". Tres meses más tarde, estaba viviendo con mi flamante novio en esos mismos 26m2. El amor es así. 

Cuando él se vino a casa, trajo un libro único. Planos completos de 50 viviendas. 1949. "Lo usaban los que sacaban el crédito del Plan Eva Perón", me explicó. Así supe de la existencia del Plan Eva Perón, que constaba de dos líneas de crédito: una para barrios construidos y otra para que la gente que tenía un terreno se construyera la casa. Muchas casas de los años del primer peronismo se levantaron gracias a ese plan. 


"Qué lástima que ahora no haya créditos así", decíamos. Pero también nos jurábamos una cosa: que alguna vez íbamos a vivir en una casita nuestra. Nuestra casa peronista. 

A fines del 2011 empezamos a considerar la posibilidad de comprar un terreno. Si bien ambos teníamos ingresos razonables, las condiciones de los créditos existentes en ese momento eran inaccesibles para nosotros. O eran accesibles, pero para construir algo que mereciera el esfuerzo tendríamos que pagar una cuota desmedida. Pero bueno, podíamos ahorrar para un terreno y después ir construyendo muy, muy, muy de a poco. Mientras marcábamos clasificados y considerábamos posibles lugares, mirábamos casas que nos gustaban, con partes iguales de esperanza y angustia. Porque es lindo imaginarte un futuro con tu compañero, pero pensar que el esfuerzo de ambos no va alcanzar para disfrutar de tu casa propia es triste. 

El día que prendieron la luz

Una tarde a mediados del 2012, anunciaron que Cristina iba a presentar un nuevo programa de créditos hipotecarios. Algo escéptica por los antecedentes de otros créditos que no habían sido gran cosa, me dispuse a ver la Cadena Nacional. Honestamente, no recuerdo que dijo Cristina, pero tengo idea de que fue una introducción general. La cosa cambió cuando habló Axel Kicillof. Kicillof es uno de los mejores docentes que tuve en el posgrado. Ya me había dado una alegría cuando me puso diez en el examen de Economía y Ciencias Sociales. Mientras lo escuchaba explicar el nuevo programa, miré a mi novio. Él también estaba emocionado. Porque ahí estaba, por fin, lo que estábamos esperando. Un programa para los que empezamos a tener ingresos fijos después de 2003, que incluso teníamos capacidad de ahorro, pero que no podíamos acceder a la casa propia. El Eva Perón del kirchnerismo. El Programa de Crédito Argentino. "Esta es la nuestra", le dije a mi novio. Y me largué a llorar.

Primero nos anotamos en la línea sin terreno, que es para casas en barrios desarrollados por constructoras. Pero los meses pasaban y las licitaciones para el lugar en el que vivimos (La Plata) no avanzaban. Además, si bien dejar de alquilar siempre es bueno (al menos en Argentina), preferíamos tratar de construir la casa que nos resultara más adecuada para nosotros. Así que seguíamos ahorrando. 

En febrero de este año nos tocaba renovar alquiler o mudarnos. Decidimos seguir en el monoambiente para poder ahorrar más. La inmobiliaria nos dio el contrato para hacerlo sellar por un escribano. Agarré el contrato (que como siempre que firmo contrato me hace sentir vejada, porque es vejatorio) y se lo llevé a Esteban, el único escribano que conocía. "¡No me digas que vos también sacaste ProCreAr!", me dijo cuando traspuse la puerta de la escribanía. "Hace seis meses que vivo acá adentro". Me mostró un enorme escritorio completamente cubierto de carpetas. "Esto es todo del ProCreAr. Si encontrás un terreno por un precio medianamente razonable, no lo dudes".  Ese día, volví a casa con el Inmobiliario del Gran La Plata bajo el brazo. "Vamos a buscar y no vamos a aflojar hasta que encontremos algo". 

Fueron días intensos. La mayor parte de los lotes de la región eran muy caros para nosotros (arriba de los 200 mil pesos). En ese momento casi todos los avisos estaban en dólares. Y cuando llamabas, fuera particular o inmobiliaria, escuchabas cotizaciones del "dólar creativo". Así le puso mi novio a ese invento de los ladris que no quieren ahuyentar a los compradores pidiendo el cambio a dolar blue, pero que tiran números muy por encima del dólar oficial. Cuando ya estábamos con la moral en baja, nos pusimos a buscar en internet. Aparecieron un par de avisos de una inmobiliaria de Villa Elisa, que ofrecía un terreno cerca del Camino General Belgrano y otro por Arturo Seguí. Llamé al teléfono y sucedió el milagro, las palabras mágicas: "al cambio oficial". Al cambio oficial daba un número posible. Al día siguiente nos tomamos el 273 y fuimos a verlos. El primero no nos convenció. Cuando nos dirigíamos a ver el segundo, me di cuenta de que había perdido el papel en el que tenía anotada la dirección. Seguimos caminando para la parada del colectivo y ahí, nuevo milagro: pasamos delante de un negocio que tenía un periódico inmobiliario de la zona de Villa Elisa. Lo manoteamos nerviosos y sí señor, tenía un aviso del terreno que teníamos que ir a ver. Y cuando llegamos... Es un poco difícil transmitir cómo se siente estar en el lugar correcto. Pero se siente exactamente como lo sentimos nosotros esa tarde. 


La semana siguiente, mientras empezábamos los trámites para ver si los papeles estaban en orden, anunciaron que los que aún no tuvieran un lote pero sí la posibilidad de comprar uno podían inscribirse al siguiente sorteo. O sea, nosotros. 

El 5 de marzo a la tarde estábamos en la inmobiliaria señando el terreno. Recibí un SMS. Era de mi hermana mayor: "Hasta siempre, comandante Hugo Chávez". Contuve las lágrimas hasta que salimos. "Si los oligarcas le ponían La Candelaria o La Concepción a sus estancias, nosotros deberíamos ponerle Néstor y Hugo al terrenito. Porque si hoy estamos por comprar un lote es gracias al camino que ellos abrieron". Así que el lote tiene dos nombres. La casa, por supuesto, se va a llamar Cristina. Villa Cristina, la más linda y la más mejor. 

El 22 de marzo era el sorteo. Logramos completar la inscripción por internet unos días antes. Fue complicado, porque había que completar formularios que se veían en pantallas sucesivas y cada vez que completaba una pantalla el programa se colgaba. Pantalla uno, cuelgue, volver a empezar. Cargaba pantalla uno y dos, cuelgue de nuevo, volver a empezar. Pantalla uno, dos, tres, nuevo cuelgue, otra vez desde cero. Así hasta que pudimos terminar la carga. De todas formas, recién estuvimos seguros de que los datos habían entrado un día antes del sorteo, cuando recibimos el mail con el número de sorteo, grupo y orden que nos tocaba. El viernes 22 mi novio se instaló expectante frente al televisor para ver el sorteo. Nos había tocado uno de los últimos, el 8 (¡oooooooocho!). Yo le decía que no se hiciera tantas ilusiones, que era probable que no nos tocara la primera vez, que seguro tendríamos que ir al repechaje. Los números caían del bolillero y los minutos pasaban. Estaba por terminar cuando salió el 64. Y ahí pegamos un salto y seguimos saltando por todo el departamento, los 26 metros cuadrados en los que no cabía nuestra alegría. 

En próximos posteos (que van a ser más breves que éste) voy a contar cómo fueron los trámites, el armado de la carpeta y el inicio de la obra. 


jueves, 24 de octubre de 2013

Mail del decano Aliaga, bancando los trapos ante la agresión trosca

Mail público del decano Jorge Aliaga, 22 de octubre de 2013

Hoy, como estaba convocado, se realizó la elección de decano y vicedecano
para el período 2014-2018. La sesión comenzó pasadas las 11 hs, a pesar de
que grupos estudiantiles decidieron pasar la noche en el Pabellón I y concentrar a los efectos de impedir la votación, como después se
comprobaría.

Más de 500 personas de la comunidad de Exactas colmaron el aula magna del
Pabellón I, Prof. Rolando García, y acompañaron la elección de nuevas
autoridades. La masiva participación de docentes, graduados y no-docentes
garantizó que la elección se pudiera realizar.

Cada agrupación pudo presentar sus posiciones libremente, durante más de
una hora y media. La Consejera por la minoría de graduados y los
Consejeros por la mayoría y minoría de estudiantes anunciaron –al momento
de fundamentar su posición– que se iban a retirar de la sesión por
considerarla antidemocrática.

En el momento en que el Consejero por la minoría estudiantil –último en
tomar la palabra– finalizara su intervención, las agrupaciones que estaban
ubicadas en uno de los laterales en lugar de retirarse intentaron generar
una avalancha para llegar al estrado e impedir la votación; obviamente,
por la fuerza, con empujones. Este intento fue frenado por un doble cordón
de graduados y docentes que fue acompañado en una tercera fila por
no-docentes.

En ese momento de tensión, se pasó a votar. Con 11 votos positivos y 5
ausencias, fueron elegidos como decano y vice los doctores Juan Carlos
Reboreda y Luis Baraldo Victorica para el período 2014-2018.

Cabe mencionar especialmente la actitud descalificadora de algunos
sectores estudiantiles frente a los trabajadores no-docentes que, como es
su derecho, decidieron participar de manera pacífica de esta sesión del
Consejo Directivo. Se criticó abiertamente que algún no-docente de
mantenimiento trajera un bombo de su club de fútbol, cuando los
estudiantes pueden traer sin conflicto los bombos de sus partidos
políticos. Asimismo, fue vergonzoso cómo el personal no-docente resultó
increpado durante todo el acto –mismo desde el escenario– con el rótulo de
“patota”, mientras que la movilización o los cánticos son interpretados,
para el caso de los estudiantes, que como el accionar esperable de un
joven revolucionario. Un doble estándar que puede asociarse a una visión
clasista y reaccionaria, alejada de cualquier representación de la clase
trabajadora.

Quiero aclarar explícitamente que conocemos a todas las personas que se
manifestaron hoy a favor de la realización de la sesión y son todos
docentes, no-docente o estudiantes de esta Facultad. Aquellos que digan lo
contrario los invito a que muestren una sola cara desconocida en la enorme
cantidad de videos y fotos que se sacaron.

Jorge Aliaga, decano

Declaración de FEDUBA ante los hechos acaecidos en diferentes facultades de la UBA

FEDUBA, sindicato de docentes de la UBA, se solidariza con el decano de Ciencias Exactas de la UBA, repudia la acción violenta y estigmatizadora contra los trabajadores docentes y no docentes de las facultades de Exactas, Sociales y Filosofía y Letras, y llama a una discusión en serio sobre la democratización de la universidad.

Los docentes de FEDUBA estamos comprometidos con un modelo sindical constructivo, solidario, propositivo, de cara a las grandes mayorías de trabajadores docentes y a la defensa de la universidad pública. Como gremio de base de CONADU, luchamos por la democratización creciente del conjunto de la sociedad y, particularmente, la propia
Universidad.

Somos respetuosos de las distintas formas de concebir la acción política y gremial en la universidad. Del mismo modo, alentamos y propiciamos la información, politización y movilización del campo popular y sus organizaciones porque creemos en el debate frontal de ideas y la toma de posición para la defensa y ampliación de nuestros derechos y los del conjunto de los trabajadores.

Es en ese marco que repudiamos la acción que algunos grupos han ejercido sobre los compañeros docentes y no docentes al pretender impedir en forma violenta su participación en la elección de autoridades en Filosofía y Letras la semana pasada y en Exactas y Sociales esta semana.

Nos solidarizamos con el decano de Ciencias Exactas Jorge Aliaga y rechazamos la estigmatización que sufrieron los compañeros docentes y no docentes que en forma masiva y pacífica ? en esa y en otras facultades- se movilizaron para garantizar nuestro derecho a la participación política y la elección de autoridades. Pensar distinto o llevar una camiseta de un club de fútbol o un barrio no convierte a nadie en barrabrava. Resulta lamentable que una vez más, a través de los zócalos televisivos, los medios hegemónicos ? tan ágiles en estos días de campaña electoral para ?ocultar mostrando?- promueven y amplifican este tipo de estigmatización clasista y neoliberal.

Ya hemos visto en el pasado que este tipo de estrategias no han conducido a ningún avance real en la democratización de la Universidad de Buenos Aires. Evidentemente, el ataque a las facultades que promueven iniciativas de democratización reales y que más solidarias han sido con la defensa y ampliación de los derechos de los trabajadores, tampoco ayuda.

Somos los docentes y los compañeros no docentes, a través de nuestro trabajo cotidiano, junto a la gran mayoría de los estudiantes, quienes sostuvimos la universidad pública ante los embates del neoliberalismo en los ?90 y hoy peleamos por su democratización.

Democratización que entendemos, en primer lugar, como la efectiva ampliación del derecho a la educación superior, camino en el que se inscriben las políticas de creación de nuevas universidades, ampliación presupuestaria y recomposición salarial que el gobierno nacional ha implementado. Muchas de ellas han surgido de las paritarias donde, a partir de propuestas de FEDUBA y CONADU, los docentes hemos logrado responder a demandas históricas de la comunidad universitaria y del conjunto de la sociedad y que, sin dudas, es importante profundizar. Vale destacar que quienes hoy dicen promover la democratización de la universidad y defender a los trabajadores se opusieron sistemáticamente a todos estos avances.

Democratización también significa discutir el sentido y la orientación de las actividades de docencia, extensión e investigación de las universidades públicas, así como su necesaria vinculación con las políticas de estado para enfrentar los desafíos que implica para nuestro país la construcción de una sociedad más justa, libre, soberana e integrada solidariamente con los pueblos de nuestra América.

Para todo eso hace falta también, en muchas universidades como la UBA, avanzar en un proceso de reforma de los estatutos aun pendiente que permita abrir la toma de decisiones a los miles de trabajadores docentes y no docentes, estudiantes y a la sociedad en su conjunto.

Ciertas formas de politización de inspiración estudiantil equivocan los ejes centrales de la discusión política, distorsionan las correlaciones de fuerza e invitan a cierto ombliguismo que en ocasiones impide registrar elementos clave para comprender la naturaleza de los conflictos y resultan funcionales a que nada cambie. Es hora de volver a discutir en serio la universidad que queremos.

Por más y mejor universidad pública para todos y todas

FEDUBA, gremio de base de CONADU en la UBA

lunes, 7 de octubre de 2013

Cristina, estamos con vos

Como desde siempre, aguantando los trapos por un Proyecto Nacional y Popular