lunes, 30 de junio de 2008

Una historia de violencia


Decir que hay violencia en la obra de Carlos Alonso no es ninguna novedad. Los indios y soldados empuñando lanzas, fusiles y cuchillos en “La guerra al malón”, las vacas y los hombres y mujeres colgados de ganchos de carnicería en la serie “Hay que comer”, la sangre y las cuchillas y la carne en “El matadero”, son referencias ineludibles. Pero hay otra clase de violencia en la obra de Alonso, menos evidente. Y que late en el modo de pintar al campo. Cielos calmos, pero cargados de tormenta. Llanuras amplias que son el escenario de las grandes tragedias. Dice Rocambole (otro gran artista argentino que ha dibujado otras violencias) que cuando una persona aprende a dibujar, sabe ver cosas que los demás no ven. Para representar hay que registrar para sí detalles, anuncios sutiles de lo que las formas esconden.
En el campo que pinta Carlos Alonso el paisaje, los hombres y hasta las vacas son violentos. No hay paz en ese campo.

domingo, 29 de junio de 2008

Un clásico


Estaba Leopoldo Jacinto Luque. Estaba René Houseman. Estaba el Tata Brown. Estaba Daniel Viglietti.


El partido por los 30 años del mundial `78 tuvo poco de nostalgia y algo de justicia poética. Determinados lugares físicos en determinadas fechas tienen el poder de condensar tiempos y espacios distantes. Yo, que no estuve ahí hace 30 años pude ver las tribunas llenas de ausencias. No hablo de la ausencia forzosa y evidente de los desaparecidos (se había dejado vacía una cabecera para reflejar eso), sino de la de los que fueron a ver Argentina-Holanda en el ´78. Pensé en ellos. ¿Qué pasa cuando un hecho colectivo adquiere con el paso del tiempo un significado diferente del que tuvo originalmente para quienes lo vivieron? Tal vez no sea muy diferente para los familiares de desaparecidos, o para los perseguidos políticos, aunque este aniversario haya tenido un sentido reivindicatorio. Tampoco es diferente para quienes pensaron el mundial como instancia de propaganda de la dictadura. Pero ¿es diferente para otros? Lo es para Luque, para Houseman, para Villa. Porque ellos estuvieron este domingo, y con el gesto de ponerse los cortos y correr tras la pelota recuperaron algo de eso que tiene el fútbol de poética, de posibilidad, de ruptura con el estereotipo.


Y además tocó Viglietti. Un clásico. Porque algunas canciones duran más de 30 años.