jueves, 2 de febrero de 2012

Postales habaneras



Conocer de cerca un lugar mítico tiene consecuencias. Es necesario compatibilizar relatos y viejos mitos con la dura realidad. Y tratar de entender. Es pasar del sueño (o pesadilla), basadas en las historias que nos contaron, a la única verdad, la realidad. A sionistas de la vieja escuela les pasa con Israel. Así nos pasó hace poquito, en nuestro primer viaje a la Isla. ¿Sería el Paraíso Socialista?¿El gulag tropical?. Les vamos a relatar algunas cosas que vimos, en forma de pequeños comentarios

El primer par de dìas nos sentíamos como Antares en su viaje. Nos falta la pluma de Antares para describir lo que vimos y sentimos, pero haremos el intento.

La economía cubana es una cosa rara. Hay una convertibilidad de hecho (un peso CUC = un dólar menos el 10%), y el peso cubano normal (CUP o "moneda nacional"). Este último se canjea por CUC a razón de 25 por cada peso convertible. Y el acceso a productos (casi todos) es pagando con CUCs. Es muy raro. Uno puede ir a un lugar donde se paga sólo con CUP o sólo con CUC, y a pesar de la tasa fija de conversión, Ud precisa pagar en la moneda en la que está puesto el precio de su adquisición. O llegar al extremo, de si en un bolichito tienen productos nominados en una moneda o en la otra, Ud debe pagar en la moneda correspondiente. Ejemplo: las dos mejores cervezas cubanas son la Cacique (20 CUP) o la Bucanero (1 CUC = 25 CUP). Pero si quiere tomar esta última, debe pagar en CUC, no importa que Ud tenga los 25 CUP en la mano. Con el CUP se pagan colectivos,el pan de la cartilla de racionamiento (llamado "blando" y que es tipo un pebete), y pocos alimentos más, además de vestimenta (de poca calidad). Todo el resto que puede configurar una vida tipo clase media se paga religiosamente en CUC. Y es ahí donde aparece el problema. Un salario común equivale a unos 10 o 20 CUC. Lo que implica que, salvo los empleados en el turismo o en empresas extranjeras, cobran salarios de subsistencia. Hay aperturas, ya que tanto los que reciben dinero del exterior o que salen "en misión", embolsan y guardan dólares o euros, que irán cambiando por cuentagotas, como siempre ocurrió en los países del socialismo real. Quien no tiene esta posibilidad, las pasa muy apretado.

No dejó de sorprendernos el hecho de que son casi todos empleados públicos. No sólo el que te atiende en el hotel, sino hasta el que vende sánguches en un puestito. Recientemente se legalizó el ejercicio de ciertas actividades en forma privada, y asì vemos gente vendiendo en la calle, aunque en mucho menos cantidad que lo que es normal en un país tropical. Se ven algunos vendedores por la calle, pero la norma es la escasez. Y de vuelta, ahì viene otro problema. Hay emprendedores, y gente que tiene ganas de salir adelante. Pero las restricciones son muchas. Una parte se debe al bloqueo, pero otra tiene que ver con el funcionamiento de ministerio que parece tener casi todo. Buscábamos un lugar donde conectarnos a Internet. La respuesta, invariable, era "en los hoteles". Esto quiere decir, en los hoteles para el turismo extranjero. Ya dispuestos a pagar lo que fuera, fuimos con el equino exhausto en busca de la ansiada conexión. Sólo había disponible en el "Habana Libre". Pero la compañera me informó que se habían acabado las tarjetas, y que "en la semana que viene" recibirían...

Conversando con un amigo de allá, me decía que ellos tenían problemas, pero había otros que no tenían. Y eso era cierto. No vimos la tradicional prostitución infantil a la vista, como en muchos países tropicales, ni gente viviendo en la miseria. Hasta los pibes que se nos acercaban para manguearnos eran gorditos, limpios y parecían hacer eso más como diversión ("you mani", o algo así decían).

La seguimos en otro post

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