viernes, 29 de octubre de 2010

Los sueños de los pobres



Ayer, en la cola para despedir a Néstor.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Néstor



Te vi por primera vez en un acto en La Plata, en el Pasaje Dardo Rocha. Era diciembre de 2001, época del FRENAPO y poco antes de que De la Rua se fuera en helicóptero. "Que sepan que acá hay un sureño que va a dar pelea", dijiste. Y pensé que tenías todo en contra para llegar, pero qué lindo sería sí. En el 2003 voté por vos, con muchas dudas, pero convencida de que era lo correcto. Por suerte vos nunca hiciste lo correcto. Y el 25 de mayo me fui a Plaza Congreso a verte asumir, y ese día me robaste el corazón. Te abrazaste con los presidentes latinoamericanos, y prometiste no dejar tus convicciones en la puerta de la Rosada. Después, cada cosa que hiciste cumplió con esa promesa. Y a mí, que nunca había dejado de militar, pero que estaba ganada por el escepticismo, me devolviste la alegría. La alegría inmensa de creer que se podía construir un país más justo, que militar con pasión y con esperanza tenía sentido. El 10 de diciembre de 2007 volví a Plaza Congreso, y Cristina me tocó el corazón con su discurso. Pero yo estaba ahí para darte las gracias. Porque por primera vez en mi vida me sentía contenida y conducida por el dirigente al que había votado cuatro años atrás. Porque vos no eras como los otros: nunca tuve que justificarte por nada que no me cerrara, siempre me dio orgullo bancarte. Por eso, cuando el auto oficial dobló la esquina de Rivadavia y Callao grité : GRACIAS NÉSTOR, y después corrí hasta Plaza de Mayo repitiendo eso, como lo repito ahora que te fuiste. Siempre te voy a llevar en el corazón.