lunes, 25 de mayo de 2015

Scioli, la Lapicera y la Lealtad. Y Randazzo

Hace mucho que está flotando entre la militancia K la cuestión de si votar a Scioli o a Randazzo. Está por demás en claro que no se trata de decisiones de ninguna orgánica, sino la de la urticaria que nos produce un candidato que viene del menemismo, y al que nunca le escuchamos hablar de política o proyectos, más que una serie de frases de fuerte sentido común, pero que en nada se parecen a un proyecto o idea de país. "Con la comida no se jode" es una verdad de Perogrullo, que parece que a algunos les basta para tomar seriamente al Manco. Pero estos compañeros parecen no conocer la realidad de la provincia de Buenos Aires, donde en dos períodos Scioli no hizo NADA. Creo que hasta Duhalde fue más a fondo en algunas cuestiones que el motonauta tinellista. Cero gestión, cero carisma. Acaso alguien vio gente empujando para sacarse una foto con él? Conocen a alguien que diga sobre lo cautivante de sus palabras?. Scioli tiene el aspecto de un paracaidista. Parece estar en el medio de cosas que no son lo suyo. No sonríe en los actos, no parece emocionarse. Ha llegado donde está por las "virtudes" de la paciencia y el aguantarse todo, hasta el maltrato kirchnerista. Pero ésos no son atributos de un presidenciable en un país que en general ha tenido presidentes con una impronta fuerte. Scioli hasta parece más tibio y dubitativo que De la Rúa.

Poniendo las cosas en claro: Scioli es el mascarón de proa del pejotismo que no consiguió levantar cabeza con la llegada del Huracán Cristina. El kirchnerismo ganador apaciguó las ideas difusas de volver al poder de ese conservadorismo popular que tan bien encarnó Duhalde, y que es una de las identidades del peronismo. Por eso el ascenso de Massa y la expectativa real de saltos con garrocha. Si Cristina no hubiera mantenido el control como hasta ahora, estaríamos con el c..o en la mano contando votitos y esperando alguna salvación extraterrestre. Scioli no tiene un caudal de votos propios, ni militancia ni equipo de gobierno propio. Esto parece que a algunos compañeros les hace creer que será posible entornarlo y condicionarlo. Debieran mirar un poquito lo que ha pasado en PBA en estos años. El vicegobernador Mariotto lo iba a controlar. Está claro que no se podía. La única forma de condicionarlo fue con los aportes del Tesoro Nacional. Pero eso no bastó para que en definitiva Scioli llevara adelante su proyecto conservador.

Por otro lado, debiera estar bien claro que en Argentina, el Presidente manda o renuncia. Ejemplos sobran, y desde la calle no se puede condicionar a quien tiene La Lapicera. El PJ tradicional se encolumnará atrás del Manco, con lo que la disputa entre modelos va a tener al principal enemigo con la manija para hacer y deshacer. Con Scioli, a lo mejor que podemos aspirar es a que no tenga capacidad de moverse. Lo que implica que por cuatro años vamos a estar parados en el mismo lugar, lo que viene a significar retroceder. El kirchnerismo fue grande cuando avanzó, no cuando se quedó donde estaba. La pregunta que le hago a los amigos es quién le impediría devaluar y meternos en una crisis donde la única salida sea el ajuste? O endeudarnos para "volver a los mercados"?. Los factores de poder lo tienen bien claro. Las elecciones provinciales y municipales apuntan claramente a que el FPV va a ganar holgadamente las próximas elecciones. El único que los puede salvar en esta coyuntura es Scioli, porque ellos sí tienen herramientas para condicionarlo.

Algunos compañeros se plantean un cierto esquema de lealtad, votando a Scioli en la general, como si realmente las PASO obligaran a cada uno a acompañar el voto mayoritario. Parecen olvidarse que eso no sucedió nunca en el peronismo. El peronismo tiene un Día de la Lealtad. El resto del año, no. Lealtad es una palabra que intenta forzar una realidad cambiante y rica. Si existiera la Lealtad, Luder o Duhalde no hubieran perdido en sus respectivas elecciones para presidente. El único leal en la historia del peronismo fue Cámpora. Y gobernó por 49 días. El peronismo es un partido de poder y como tal, en él se disputa sin reglas ni consideraciones. El peronismo ha ido con Néstor o con De Narváez. Y probablemente iría con Massa si éste fuera más taquillero, que de todas maneras se llevará una porción del voto peronista anti-K. Y quién sabe qué harían si Randazzo ganara las PASO. Pero eso de que "el que pierde acompaña", una frase que no por ser tan repetida suena aún poco creíble.

Randazzo no es K, pero fue uno de los artífices de la ruptura Kirchner-Duhalde, que implicó la derrota del pejotismo en la PBA, en las elecciones de senador de 2005. Para nosotros empezó a aparecer en el radar cuando empezó a meter mano en los ferrocarriles. Cuando uno empezó a pensar en si no era un buen candidato, escuchó a gente en los transportes públicos que comenzaban a hablar de él. Randazzo es un ochentista, como nosotros. Se define como militante, y se le nota que hace mucho que anda en la estructura. Le falta la picardía para hablar en público, y esa dosis de seducción que un candidato debiera tener. Justamente carece de esa capacidad de chicanear que le atribuyeron erróneamente con lo del Proyecto manco. Pero se lo nota sincero desde lo que dice. Randazzo vincula a la buena gestión con el Estado presente para las mayorías populares. Lo que nosotros llamamos ejercer el patriotismo desde el Estado. Realidades Efectivas. Lo fuimos a escuchar a Carta Abierta. Nos suscitaba dudas, pero nos convenció. Como otros candidatos, está un escalón abajo de Néstor y de Cristina. Pero todo el resto lo está. En una primera impresión, uno piensa que le falta un poco para ser presidente. Pero no deja de impresionarme la cantidad de gente que dice que va a votarlo. Aún perdiendo, puede a la postre ser ganador. Es joven, y este proyecto no se termina en diciembre.

domingo, 3 de mayo de 2015

Terceros, o "perdemos, perdemos....

....siempre perdemos".
Luego de pasada la polvareda, y habiendo escuchado lo que algunos iban a decir, nos animamos a escribir sobre las elecciones porteñas. Está bien que se salga con el discurso de que las PASO eran unas internas que permitieron acomodar las listas. Aunque cierto, no deja de ser una disculpa berreta y perdedora. Siete (¡7!) listas y alguna más todavía de comuneros indican no un exceso de democracia interna, sino de falta de conducción y negociación política. Si esto era "Unidos y Organizados", más bien que se mostró exactamente lo contrario. ¿Cómo es posible que no haya habido una instancia donde se coordine una lista más o menos única de legisladores a la Ciudad????.
Y más allá sobre la discusión sobre el "progresismo siome", propuesta por Brienza, está claro para cualquiera que haya militado alguna vez, que no es posible ganar una elección si no hay un camino previo. Esto es, militarla desde abajo. Y no estamos hablando de la militancia de base del palo, que la hay, mucha y experimentada, que labura y le pone el pecho al avance del macrismo; sino de los futuros candidatos. Ninguna figura del kirchnerismo porteño aparece en movilizaciones, reuniones y protestas que se suceden en Buenos Aires. A lo mejor, siguen creyendo en los '90, que con una buena campaña mediática se soluciona todo. Qué paradoja, al final el macrismo es menos noventista que las cabezas del kirchnerismo porteño. Han habido montones de conflictos por toda la Ciudad, y nos consta que los compañeros de base más de una vez han llamado a los referentes para que aparezcan. Pero parece que el aparecer, para estas dirigencias, es ir a 6, 7 ,8....

No conseguimos entender por qué la conducción del kirchnerismo parece resignada a perder en Capital, como si no tuviera nada que decirle a los porteños sobre su propia vida, fuera de los progresos que el país como un todo realizó. La elección de Mariano Recalde como candidato, acompañado de Tomada, nos pareció correcta. Un tipo joven, con capacidad de gestión y trabajo, moderno, y etc, acompañado de un gran ministro que le da una cara más peronista tradicional. Pero no alcanza con afichitos ni spots de campaña. Hay que levantarla de muy abajo, sobre todo por la insólita política hacia el macrismo que los compañeros llevan, donde parece que el "acompañar" significa que no le van a hacer la vida complicada en la Legislatura ni en la calle. Se actúa como si se fuese oposición, pero en la práctica no pasa de un fingimiento. Y sería bueno saber qué pasó con los compañeros que hoy son legisladores y que venían de militancia de base. ¿Se burocratizaron? ¿Les dijeron que se tenían que quedar en el molde?.

El resultado es hoy así: el PRO ya ganó, porque lo importante de las PASO, además del brete para la interna, es quién sale primero. Y nosotros salimos terceros... o sea, le volvemos a regalar Buenos Aires al PRO.