lunes, 28 de julio de 2008

El diario de Bolivia



Suelo llorar en el cine. Adentro de la sala oscura, y por extensión frente a la pantalla del televisor, derramo lágrimas desenfrenadamente. Aclaro que mi llanto nunca es discreto. Nunca supe llorar sin despeinarme. Lo mío es un acto que compromete todo mi cuerpo. Lloro con espasmos, con la cara contraída, con aluviones de mocos. Indefectiblemente termino con la cara enrojecida y los ojos hinchados como si me hubiera picado un mosquito en cada párpado. Mis llantos son heterodoxos. El primero fue el día en que mi mamá me llevó a ver ET. Con el correr de los años, las temáticas y géneros que desataban el torrente de lágrimas se diversificaron hasta niveles insólitos.
El más extraño de mis sucesos lacrimógenos empezó una noche en la sala a la que había ido a ver "Diarios de Motocicleta". Digo que empezó porque se repite cada vez que vuelvo a ver la película. Esta es una primera circunstancia que llama la atención cuando la cuento: nadie llora con "Diarios de Motocicleta". Se puede llorar con las fotos de el Che yaciendo como un Cristo en la escuela de La Higuera, podemos conmovernos con la filmación de Fidel Castro leyendo la carta de despedida ("otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos") o con las estrofas del "Hasta siempre", pero no con Gael García Bernal andando en moto.
Sin embargo, no es esta imagen de Ernesto antes de ser el Che lo que origina tamaño transtorno lacrimógeno. Hay, sobre el final de la película, una serie de planos de personas que ha conocido Ernesto en su camino: peones rurales argentinos, mineros comunistas chilenos, campesinos collas peruanos. Todos anónimos, todos pobres, todas imágenes que pertenecen a un film de ficción que transcurre en 1952. Pero al verlos, sabemos que esas imágenes podrían ser del presente. Esos rostros sintetizan una América Latina que estuvo muchos años en las sombras. A esos rostros, en Bolivia, volvió Guevara a fines del 66. Esos rostros son los que hoy se reivindican como sujeto político en América Latina y que intentan avanzar hacia un nuevo estado de las cosas. Esos rostros que hoy dan su pelea en Bolivia de la mano de Evo Morales serán el objeto de nuestros próximos posts, porque . y yo nos vamos para esos lares hasta el referéndum del 10 de agosto.

La foto de este post está tomada de www.albertomontero.com

lunes, 21 de julio de 2008

La Lucía


A los doce años, el arte empieza a funcionar como referencia de uno mismo. Antes que la obra en sí, le prestamos atención a un párrafo de una novela, a un diálogo de una película o a una canción en la medida en que creemos nos dice algo sobre nosotros. Tal vez esta sea la diferencia fundamental entre la forma de acercarse al arte de un chico y la de un adulto: los arquetipos pierden estabilidad. Están ahí, en las obras, pero ya no estamos seguros de cuál es el bueno y cuál es el malo.
A los doce años, estaba sentada en el comedor en el que mis padres miraban "El Romance del Aniceto y la Francisca" (por la época, calculo que debía ser un sábado en "Función Privada"), cuando vi cómo el Aniceto miraba por primera vez a la Lucía. Y en esa mirada vi por primera vez a María Vaner. María Vaner era la Lucía, la morocha con la que el Aniceto engaña a la Francisca y por la que empieza a hacer estupideces que la Lucía no le pidió, como comprarle un anillo con las ganancias que le da el gallo de riña. Cuando la Francisca lo deja y el Aniceto va a buscar a la Lucía, ella lo rechaza. A diferencia de la Francisca, que tiene esa expresión de los que sufren en silencio, la Lucía es soberbia. La Lucía está cuando quiere con el que quiere y no le debe explicaciones a ningún hombre. Es posible que la Lucía sufra en silencio, pero ninguno de nosotros va a estar ahí para verla llorar. En pocas frases, con pocos gestos, María Vaner me regaló aquella noche una revelación: los grandes relatos se construyen con mujeres como esa.
En memoria de María Vaner, que murió esta tarde.

sábado, 19 de julio de 2008

La más maravillosa música



En estos días de bajón, es bueno recordar que suena mejor un bombo que mil cacerolas.

Ellos, que fueron el 16 por la noche a Plaza Congreso a apoyar el proyecto del gobierno, lo saben.

Más poesía contra los horribles

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

"El juego en que andamos", Juan Gelman.

jueves, 17 de julio de 2008

Hoy poesía

por mi manera.
por mi ser: la justicia más allá.
casi siempre:
más cerca de.
más: de los trabajadores
por mi manera:
más allá de camino. de mitad.
la justicia más: una reparación:
a los trabajadores.
más cerca
un desagravio a los. mas allá
no
el equilibrio. no en ese punto:
por mi manera.
[casi siempre
no lo niego. más.
soy: no lo niego
estoy: no lo niego
soy.
sí: más cerca.
sí: más que nadie explote a nadie.
sí: que nadie a nadie.
sí: la clase obrera.
sí: sectaria sí.

Leónidas Lamborghini.
"Eva Perón en la hoguera"
Porque nuestra causa es linda y justa como Eva.

miércoles, 16 de julio de 2008

Eva tomando el sol

Ayer, en Avenida Entre Rios, rumbo a Plaza Congreso.

lunes, 14 de julio de 2008

La conquista del espacio


En Argentina, la lucha política está ligada a la ocupación del espacio público. Desde las imágenes de 1810, tan caras a los actos escolares (¿alguien tuvo algún acto del 25 de mayo que no reconstruyera la calle y los personajes tradicionales esperando lo que se resolvía adentro del Cabildo?), hasta la pirámide de Mayo marcada por la ronda de las Madres, lo político se define a través de lo simbólico. La construcción de imágenes, de identidades visuales y sonoras, permite el reconocimiento de grupos que expresan ideas, sentimientos, objetivos. “En mi casa el antiperonismo era total. Y yo así lo asumía. Pero al mismo tiempo tenía una gran curiosidad por aquella gente que manifestaba por la calle con sus bombos. Por eso, para mí la música argentina no es el tango ni el folcklore sino lo que se toca con el bombo. Recuerdo una manifestación que hicieron cuando Perón rompió con la Iglesia. Llevaban muñecos representando curas ahorcados. ¡Otra que un happening! Por eso, cuando me preguntan cuál es el pintor que más influyó en mí digo: Perón”, dice Luis Felipe Noé.
Hay un aspecto reivindicativo en esta cultura política callejera. Rompiendo con la tradición liberal del ciudadano que limita su intervención política a las estructuras tradicionales (se llamen elecciones, poderes del Estado o instituciones diversas) o a manifestarse dentro de su espacio geográfico de pertenencia (casualmente, mañana los ruralistas y sus laderos van a Palermo), los sectores populares son herejes. En palabras de Daniel James: “Algo de ese significado social herético se tornó patente en la vasta movilización de la clase trabajadora que se extendió desde el 17 de octubre de 1945 hasta el triunfo electoral peronista de febrero de 1946. Un aspecto importante de esa subversión se relacionó con el sitio donde se expresaba tal conducta, es decir, con criterios tácitos de jerarquía espacial. Al desplazarse las multitudes irreverentes desde los suburbios obreros que bordeaban la Capital Federal, o al cruzar los puentes del Riachuelo desde Avellaneda y otros puntos situados al Sur, para concentrarse en la zona céntrica y la Plaza de mayo frente a la Casa de Gobierno, se violaron esos criterios. El comportamiento de los trabajadores al atravesar los suburbios más ricos agravó la blasfemia implícita en tal violación. Sus canciones fueron cada vez más insultantes para los adinerados, la “gente decente” de la sociedad porteña, a la cual ridiculizaban. Uno de los muchos estribillos dirigidos a los estupefactos espectadores que, desde sus balcones de Barrio Norte, observaban la aparición de la “Argentina invisible”, decía así: “Salite de la esquina oligarca loco, tu madre no te quiere y Perón tampoco”. (Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976)
Esa tradición popular es honrada por Néstor Kirchner, que tuvo otro gesto herético al darse una vuelta por Plaza de Mayo la noche del 14 de junio. Es honrada por Guillermo Moreno cuando se mete en un acto y canta “Gorila puto vas a pagar las retenciones del gobierno popular”, para horror del periodismo que representa a la “gente decente”. Porque para hacer política no basta con ganar las elecciones, también hay que ganar la calle y poblarla de símbolos. Porque cuando la calle está vacía, las paredes limpias y el aire sin cantos ni bombos, significa algo: que ganaron los malos.

domingo, 13 de julio de 2008

Volvió la política!

Dicen que la Historia es ambigua. Los hechos se suceden, y ésa es la verdad. Ocurrieron. Lo que hacemos después es discutirlos, darles forma, armar un relato. Lo que ha pasado desde marzo hasta aquí con el conflicto con los ruralistas puede ser leído en clave trágica, en clave épica, en clave humorística. Pero por otro lado ha tenido varias virtudes. Puso al Gobierno en la necesidad de definirse con claridad en la cuestión de la distribución de la riqueza, el destino de los recursos del Estado, y en cierta medida, de dar algunos lineamientos de cómo sería la Argentina a la cual se aspira. El conflicto ha resultado un terremoto político.
La otra virtud
Desde hace tiempos tratábamos de terciar en la discusión sobre las semillas transgénicas. Esta discusión tenía dos polos de argumentación: el de las grandes empresas, justificando todo en nombre del Progreso y la Riqueza; y el de los grupos ambientalistas, que básicamente discutían que se usaran "semillas Frankenstein", y de si había que identificar un producto alimenticio preparado con productos transgénicos. Pocos se acordaban de que existía el concepto de Desarrollo Nacional o el peligro del monocultivo, y la tara del latifundio. Una discusión posmoderna.

Al final, la realidad es persistente, decía el Genio alemán. Cuando el gobierno trató de modificar un poquito el orden de las cosas, saltó por los aires la "paz" en el campo. Ahí supimos que existía una burguesía agraria dispuesta a todo o casi, pequeños agricultores desplazados y robados por las grandes empresas, destrucción de la estructura productiva tradicional, pueblos muertos, gorilas vivos, peones explotados. Y que el Gobierno tenía que hacer algo. Hacer política. Y vemos que esta política, para ser popular, necesita plantear el conflicto con claridad. Y plantear los objetivos con claridad también.

La vuelta de la Política
Ahí volvió la política a esta discusión del Medio Ambiente. Y que es una discusión que importa a todos, porque en esta discusión se define el País: una Patria para todos, o una para la Gente Como Uno.

Y aquí vuelve a ser claro: el problema no era Riqueza vs semillas Frankenstein, sino el viejo problema del latifundio, el monocultivo, la protección de los campesinos pobres, el Estatuto del Peón, la comida del Pueblo argentino. Un producto de la ciencia, como lo es una semilla transgénica, puede ser una maldición o una bendición para la Humanidad. El fiel de la balanza lo pone la política.

miércoles, 9 de julio de 2008

Pro scientia et patria

. y yo siempre tuvimos en claro que no queríamos hacer un blog de arte. Al menos no exclusivamente. A pesar de que ambas provenimos de carreras artísticas, nuestras prácticas e intereses no se circunscriben a los problemas de ese ámbito. Por eso hoy le damos la bienvenida a Vincent Vega, que nos aportará su punto de vista en la discusión de la política, la universidad y el desarrollo científico y tecnológico en Argentina y America Latina.

sábado, 5 de julio de 2008

Una cosa que empieza con p


En celebración por el resultado de hoy en Diputados, esta imagen rescatada de una pared platense.