Pasa con la música popular: entre la de origen rural argentino, más conocida como folcklore, se destaca una corriente que exalta los valores tradicionales. La música folcklórica no es para ellos un espacio dinámico, permeable a nuevas formas de lo popular, sino un reducto destinado a la conservación de lo que ya fue: un pasado lejano que encarna los valores de la verdadera argentinidad.
Algo similar es lo que pasa con el discurso de Pino Solanas y sus seguidores: para ellos el peronismo es algo que sucedió hace muchos años y del que sólo queda el recuerdo. Ayer, mi coequiper Vincent Vega se preguntaba cómo era posible que el director de La hora de los hornos o de Sur fuera el mismo que denunciaba fraude ante los extasiados ojos de los gorilones de TN. Tal vez el problema sea ese: en las últimas películas de Pino, por bien realizadas que estén, el peronismo, y todo lo que esté ligado a él huele a formol. Si se reivindican políticas del primer peronismo, sirven como contraste. Porque claro, el primer gobierno peronista terminó, Evita se murió, al segundo lo derrocaron y nosotros los de entonces ya no somos los mismos. La pregunta es ¿para qué sirve comparar el Estado de los años 40 con el actual si no se contextualiza la situación de ambos? Y eso incluye pensar una población con características diferentes, una estructura productiva a la que la revolución tecnológica ha cambiado drásticamente (esto lo supo analizar Alcira Argumedo pero ahora parece que se olvidó) y un marco internacional y latinoamericano diferentes. Pero bueno, sirve para cubrirnos de la sospecha de gorilismo. “Peronismo era el de antes” es lo que emana de este discurso. Y como se terminó, entonces soslayamos que la política popular se hace...¡¡¡con sectores populares señora!!! Y nos dedicamos a armar una opción política sobre la base de la progresía porteña. Que es la que sigue creyendo que alguien que recibe un volante tiene mayores niveles de “conciencia” que el que recibe un colchón.
1 comentario:
Muy buen comentario, Antares. Pino dejó de ser Cafrune (padre), para ser Rimoldi Fraga. Ahora entiendo por qué no sonaba bien ese canto nostálgico que es "Argentina Latente" (aunque me emocionó).
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