ésta es una consigna muy conocida, que se escuchaba en los escraches que solían hacer los HIJOS en los '90. Fue tan significativa que caló muy hondo entre la militancia de Derechos Humanos y agrupaciones afines.
Tiempos atrás comentábamos con Antares acerca de la paradoja que encierra este estribillo tan cantado en tantos eventos político. Y son estas paradojas las que nos hacen pensar en la riqueza de la política y la historia.
"Adonde vayan los iremos a buscar"
Hace 50 años, Adolf Eichmann era detenido en el Gran Buenos Aires y transportado a Israel para ser juzgado por sus crímenes de lesa humanidad. No se les llamaba así en esa época. La Guerra Fría escondía en sus pliegues a muchos represores y asesinos, a cubierto de la Justicia en pago a servicios contra el enemigo de Occidente, el bloque soviético. Los ex-oficiales nazis habían hecho trabajos muy útiles a sus nuevos jefes. A cambio se les había facilitado la fuga a paraísos donde se preguntaba poco, particularmente si venía con la ayuda del Vaticano. Muchos nazis consiguieron esconderse en diferentes países sudamericanos, lejos de las grandes luces del Primer Mundo. Las nunca bien ponderadas policías de nuestros países dieron una manito a los amigos en desgracia. Por lo que sucesivos reclamos y pedidos de extradición fueron cajoneados y olvidados por ahí. Pero siempre hay alguien que ve. Alguien que recuerda. Alguien que habla. Y alguien supo de Eichmann, el responsable logístico de los campos de concentración. Y esta noticia llegó a oídos del Mossad. Sus agentes, hijos, primos, nietos, sobrinos de quienes fueron asesinados por los nazis, fueron "los que fueron a buscar".
Hay mucho para contar, decir, pensar sobre este hecho. La banalidad del mal (el libro de Hanna Arendt), la reacción de la derecha argentina (que todavía reclama de la "soberanía mancillada" por los judíos), la cuestión de la obediencia debida, entre otros. No lo vamos a hacer. Nos quedamos con el relato de ese momento, cuando Eichmann percibe que, finalmente, las víctimas habían cazado al victimario. Y dice "-Ya he aceptado mi destino". Otro mundo comenzaba a mostrarse: la impunidad no sería tan sencilla.
3 comentarios:
inglorious bastards!!!
"A donde vayan los iremos a buscar..."
Es un buena consigna.
Eichman no pudo escapar a su destino.
Pero la investigación de Simón y los que lo acompañaban llegó hasta las últimas consecuencias.
Fue perseverante y no cejó en su búsqueda.
No hubo olvido ni perdón.
Ni leyes de obediencia debida .Ni amnistía.
Sólo justicia.!!!
Tardía pero justicia al fin.
En nombre de las víctimas sometidas al escarnio.
Carmela, completamente de acuerdo, gracias por tu aporte.
Antares, "I have heard of the Bear Jew"
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