lunes, 18 de noviembre de 2013

Fabio Zerpa tenía razón

Al menos, eso parece que cree la Fuerza Aérea Argentina. Esto es un párrafo extraído de la página oficial de esa fuerza

" Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales

Misión

"Documentar, analizar y estudiar en forma ordenada, sistémica y veraz los fenómenos no identificados por medio de los sistemas de control convencionales en el aeroespacio de Jurisdicción Nacional."

Creación

Ante el incremento de información brindada por parte de la población, referente al avistamiento de fenómenos aeroespaciales no identificados, el Jefe de Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina creó la Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales por medio de la Resolución Nº 414, siendo la finalidad de la misma contribuir a la búsqueda de una explicación científica y técnica de aquellos fenómenos aeroespaciales que no han podido ser identificados."



El problema es esta concepción:


"La conforman personal de planta permanente de la Fuerza Aérea Argentina y especialistas de probada experiencia en diferentes áreas de investigación que brindan un invalorable aporte en el análisis de cada objeto de estudio desde diferentes perspectivas."


y aquí aparecen los ovnilogistas, que bastante lejos están de ser científicos, para opinar (¿a costa del erario público?) sobre estas cuestiones. Al menos, ¿habrán llamado a meteorólogos o científicos de la atmósfera?



Actualización, gracias, Antares!!

Nota en la Revista Anfibia sobre la comisión y los expertos

5 comentarios:

Comandante Cansado dijo...

Gran canción, del Calamaro más poppy pre-"diarrea musical", Indio Solari dixit :).

Vincent Vega dijo...

Se nos caen las sotas, don Comandante!
abrazo

Comandante Cansado dijo...

Nada de que se nos caen: las acomodamos con gracia y donaire en el altar que le levantamos a San George Clooney Canoso, patrón de los viejos bonitos.

Vincent Vega dijo...

en cualquier momento me compro un palacio en un lago italiano

Comandante Cansado dijo...

No, no: ni eso, ni caminar sobre el agua, cambiar el avión por una mula blanca o transformar bastones en serpientes. Los religiosos de a pie somos, sobre todo, realistas.