sábado, 7 de agosto de 2010

siga, siga el baile, o por qué Argentina es mejor que Brasil

La profesión maravillosa que ejerzo me permite andar trotando por el mundo con frecuencia interesante. Eso también permite conocer gentes, culturas y lugares de forma un tanto distinta a la de viajar por paquete turístico. Recientemente estuvimos en un congreso latinoamericano, donde, en las charlas de café, gentes de diferentes países comentaron su impresión por la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario. En general, y chanzas aparte, con una impresión favorable por el enorme progreso que esta ley significa para la democratización de la vida social, y la igualdad en los derechos. Y una victoria sobre la Bolsa Negra Sacra.

En este blog, nuestro amigo Adriano Silva comenta sobre la ley y sobre los debates que se mantienen por estas pampas. Lo hace con un título provocador "Por que a Argentina é melhor que o Brasil". Supongo que lo hace, como buen gaúcho que es, por algo del alma castelhana (a pesar de ser hincha del Inter) que anida en su Rio Grande do Sul natal, y para tocarles el ...o (ego), a sus connacionales.

Lean, muchach@s argentin@s

2 comentarios:

Comandante Cansado dijo...

Muy bueno. La gran diferencia entre Silva y los tipos que en Argentina critican a los políticos de su país y elogian a los de otros (de quienes dan una imagen desligada de todo realismo y a quienes odiarían si fuesen sus connacionales)es que él no critica una categoría a la que él no pertenece (como hacen los empresarios que critican a políticos) sino que critica a la sociedad de la que el forma parte y por lo tanto se incluye en la crítica. Es una crítica desde adentro provocadora y productiva, no un lobby sectario y berreta. ¡Saludos, Vincent!

Vincent Vega dijo...

Hola Comandante,
el amigo Silva tiene un gran sentido del humor. Fue director de la SuperInteressante brasileña y es un tipo que piensa. En Brasil predomina el famoso Ufanismo brasileiro, aquello de "O mais grande do mundo", y un cierto sentido de no ser parte de Latinoamérica. Adriano supo poner el dedo en la llaga del sentido común de aquellos pagos.
Abrazos