Hacía ya mucho que no íbamos a al acto en recordación del atentado a la AMIA. Mucha seguridad. Quizá hasta excesiva. Necesaria? no nos queda claro. Dejamos para otra comentar sobre qué sentido tiene pedir custodia a instituciones marcadas por el antisemitismo.
Llegar a la calle Pasteur nos cambió el ánimo, al ver miles de personas que, tantos años después, no olvidan ni perdonan. Y a tantos pibes que ni siquiera habían nacido en aquella infausta época, siguiendo con atención lo que se decía.
Hubo un bello comunicado de una asociación de residentes bolivianos, haciendo suya el reclamo de justicia. Fue bueno oir eso. Generalmente olvidados por quienes defienden los actos de terrorismo, es raro ver que quienes fueron las principales víctimas, recuerden también a los fallecidos de otros orígenes. Otro motivo más para pensar que nuestro pueblo va aprendiendo algo a costa de la sangre.
Estuvo bien el presidente de la AMIA, aunque con un toque religioso que no nos gusta. Particularmente si pensamos que tal vez ese día el tal Todopoderoso no estaba en el Once.
Estuvo excelente el juez Garzón, muy claro y contundente. Hizo una mención particular a la actitud del gobierno argentino en los últimos años, lo que arrancó aplausos de una parte importante de la asistencia.
La ocasión no daba para el fervor. Intentamos una silbatina cuando se criticó a Macri, pero no hubo quórum. Nos preguntábamos cuántos de los asistentes al acto habrían votado al mequetrefe. Ojalá se acuerden de esto en las próximas elecciones. Sí hubo aplausos para la oradora, Marina Degtiar, al criticar a Macri. Un sollozo ahogado terminó con su discurso, y fuimos todos quienes apretamos los dientes para no largar el lagrimón.
No sabíamos de la presencia de Néstor K en el acto. Lamentablemente la locución no mencionó en específico a quienes se encontraban en el palco oficial, ni se podía ver desde el costado. De todas maneras, es el único ex-presidente que puede ir a un acto así con la frente alta. Como solemos preguntarnos, en broma, si esto es bueno para los judíos, habría que responder que el kirchnerismo ha sido lo mejor que le ha pasado a los judíos de a pie. Como al resto de los argentinos que tienen hambre y sed de justicia, igualdad y fraternidad.
Se fue otro año sin justicia, tal vez con un poco de avance. Pero todavía mucha impunidad.
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