sábado, 20 de abril de 2013

De cacerolas y Capriles

Luego del nuevo cacerolazo tuvimos una explosión de discusiones en la blogosfera K, como corresponde a todo evento de significación política. Creo que a veces caemos en la inmediatez que tanto criticamos en la prensa en general, y nos olvidamos de mirar un poco más de lejos. De todas maneras, estas discusiones en los ámbitos del palo son siempre saludables, y en definitiva sirven para guía de quienes también actúan en política, como forma de no perderse en los acontecimientos que nuestra amada tierra nos brinda para que no nos aburramos nunca.

Me gustaría puntualizar un par de tres cositas:

* A pesar de no conocer detalles de la vida política de Venezuela, es claro que algo pasó para que un candidato, claro representante del Poder, tenga casi los mismos votos que un candidato del palo. Para preocupar, Venezuela es un país con muchísimos pobres, y la votación debiera haber reflejado eso. Pero parece que unos cuantos de ellos votaron a sus patrones. Lo escuchábamos a Borón hablando del tema, y decía que parece que los compañeros se colgaron de gobernar mientras fue la agonía del Comandante. Errores que se pagaron con una votación transpirada y que tuvo que ser saldada aguantando los trapos ante la intentona de golpe de la derecha imperialista, que, de paso, sirve para recordarnos que el Imperio no duerme.

* El cacerolazo le da desahogo a las clases medias y altas. Las que aquí en Buenos Aires acabaron votando al duhaldismo residual, como forma de mostrar que están desesperados por un Gobierno que avanza y les mella la capacidad de enriquecerse que incorporaron durante las épocas aciagas del neoliberalismo, y que continuaron durante el kirchnerismo. Putean porque el dólar les sale más caro, porque tienen que blanquear parte de sus ingresos, porque tienen que pagar más impuestos. Si es nada más que eso, vamos bien. Pero ojo al efecto contagio para las clases más pobres. Calculo que lo de Capriles fue algo del estilo, un contagio del discurso derechista para las clases populares.

* El Gobierno sigue jugando todos los partidos posibles. Con el cacerolazo nos olvidamos que 15 mil pibes fueron a dar su corazón, héroes en grupo, a La Plata. Y eso también es acción política de calidad, para el pueblo que sufrió la catástrofe del tiempo y de los hijos de puta como Bruera, y para los pibes que siguen viendo que militancia es algo concreto, y no sólo los faranduleros corruptos que trabajan para Lanata y le hacen los trabajos sucios a más de un gorila de dentro.


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