Estos dìas tratábamos de explicarles a un grupo de jóvenes lo que era vivir en una dictadura, donde la censura y el bloqueo informativo sólo se podían esquivar parcialmente escuchando por onda corta radios de otros países, y tratando de leer entre lìneas en los pocos medios independientes que existían.
Esa mañana del 2 de abril algo habìamos escuchado antes de salir para la escuela. Una situación económica y polìtica de crisis, con la Dictadura haciendo agua por todos lados, hacía que fuera dificil entender algo de lo que pasaba esa mañana. Al llegar a la escuela, nos mandaron de vuelta por un asueto repentino. Como buenos argentinitos, nos fuimos a la Plaza (San Martín, en Santa Rosa), y ahì el intendente (un conserva derechista, pero civil) balbuceó algunas palabras, pero se le notaba que estaba tan estupefacto cuanto nosotros.
Ya en casa, repetìamos el ritual de tantas veces. A buscar por la onda corta alguna radio que explicara esa situación inusitada. La Dictadura asesina y entreguista, cipaya a màs no poder, con ese general "majestuoso", occidental, cristiano y borracho, había tomado las Malvinas!
Vimos màs estupefactos la multitud en la Plaza (la de Mayo), y al general borracho acudiendo a frases de efecto para bajar la silbatina que subía cuando decía "-porque yo, como Presidente". Y se aguantaba las ganas de levantar el otro brazo, como pensando en el otro General.
Nuevamente nos encontramos en la situación de tratar de ser realistas en medio a un triunfalismo que hacía a la guerra como un campeonato de fútbol. Como siempre, volvíamos a ser poquitos frente a la desmesura de lo hecho por la Dictadura, y frente al afán de la gente por no sentirse tan perdedora en ese país tan gris, desesperanzado y sombrío.
Fue dificil discutir que, en una guerra, los otros te tiran con lo que tienen. Que lo del Belgrano era la guerra tambièn, no una especie de jugada en orsai. Que no había referí ni lineman para anular el gol de los ingleses.
Fue dificil hacerles recordar que nuestros amigos, y los hijos de los vecinos a quienes les habìa tocado la colimba, no tenìan la menor preparaciòn para enfrentar a una potencia militar.
Que los rusos no nos iban a ayudar ahora. Ni antes ni despuès.
Fue reconfortante ver a Cuba y Perú apoyando y ayudando, a pesar de todo lo que los asesinos habìan hecho. Fidel y Belaúnde Terry, qué claridad de pensamiento.
Los ingleses desembarcaron en el Estrecho de San Carlos, justamente donde Fidel había predicho que lo harían. La Dictadura decía que los pocos marines que lo habían hecho, corrían a esconderse de nuestros aviones.
Descubrimos la "Radio Atlántica del Sur", que transmitía desde la Isla Ascensión, en un castellano durísimo, pero con muchos datos ciertos: bombardeos, bajas, prisioneros, con nombre y apellido. Mientras, Gente, Crónica y la tele mandaban fruta. En los cuarteles se distribuía una hojita, donde se decía que los ingleses eran unos estúpidos y que se los iba a vencer fácil.
Vino el Papa. Mucha gente pidió por la paz junto con él. "La paz es posible, la paz es un deber ineludible".
La realidad se fue haciendo presente. La radio oficial decía que los ingleses combatían en los fines de semana, porque cobraba doble. Las noticias empezaron a ralear. Para el 13 se repetían noticias de otros días.
A la mañana del 14 de junio las radios decían que se había perdido contacto con la "Guarnición Malvinas". Al mediodía siguió la previa del partido de Argentina. El Mundial de España había comenzado.
A la otra noche hubo represión en la Plaza, pero no supimos a quienes ni por qué.
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