lunes, 29 de noviembre de 2010
Brasil conquista Brasil?
Esta mañana escuchábamos al director de Carta Maior, Joaquim Palhares, quien ironizaba sobre las imágenes que nos están inundando con el "asalto a las favelas". Todos hemos visto las fotos de las tanquetas de la Marina brasileña, con sus marineros empuñando FALes, como si fueran marines en Iraq. O esta imagen, con la bandera brasileña en la cima del morro de una favela, como si fuera la bandera yanqui en Iwojima
Este blog se ha ocupado bastante del tema en aportes anteriores. Para nosotros, todo esto no pasa de una fantochada, muy al estilo Scioli. Cada cierto tiempo, el Ejecutivo se hace eco de la "opinión pública", y efectúa estas operaciones completamente ineficaces en sus objetivos, y pródigamente ricas en sangre.
Según la Folha, hasta ahora hay 50 muertos. Según lo que se lee, algunos pocos narcos fueron detenidos. Parece también que los "soldados" del narcotráfico huyeron sin problemas. No hubo víctimas militares o policiales. Quiénes son esos 50 muertos? Negros, pobres, villeros ("favelados"). Lo de siempre. No se ven grupos de defensa de los DDHH preguntando más incisivamente sobre las identidades de estas víctimas. Como suele escribir la gran prensa brasileña, si el muerto es una señora, viejo o niño, fue víctima de "balas perdidas".
Este problema no deja de ser policial. En algún sentido, es como cuando EEUU manda mercenarios a Colombia para parar un problema social en su territorio. Por más tanques y soldados que manden, el consumo de drogas va a continuar como siempre. Y los narcos seguirán con este lucrativo negocio. Por lo menos hasta que no se legalice el consumo de todo tipo de drogas.
Como ya lo señalábamos, el gobierno de Scioli hizo un acuerdo con el gobierno del Estado de Rio de Janeiro, para intercambiar experiencias en el área de seguridad. Lo de los allanamientos por el asalto al blindado, responde a la misma política?
Y también, no está esto dentro de la línea que baja el Comando Sur, sobre el involucramiento de las FFAA en la Seguridad Interior?
sábado, 27 de noviembre de 2010
Sentido y usos de la Marcha de San Lorenzo
Cuando empecé la escuela primaria escuchaba a los chicos de los grados superiores cantar una canción que sonaba diferente de lo que había escuchado en mis 6 años de vida. Tenía curiosidad por saber de qué se trataba, aunque no era por un aguzado sentido de la música ni nada por el estilo.
Al año siguiente se empezó a develar el misterio, y hasta pudimos aprender la letra de esa canción pegadiza. Como toda música patria, estaba llena de frases inentendibles y palabras raras. Discutíamos si era "son lauetes" o "son las leyes", frase más lógica sabiendo que se trataba de algo hecho por un prócer como San Martín, aunque hacer leyes a la víspera de una batalla... no sabíamos lo que era "hueste". No nos preocupaba demasiado. También Aurora, Mi bandera, el Himno a Sarmiento y todas las marchas que nos enseñaban en esas épocas donde aún se preparaba a los futuros soldados y ciudadanos de bien de la Nación Argentina. Como tales, salíamos formados de la escuela, cantando una marcha diferente cada día, la de las Malvinas, Tuyutí, y otras que nos llenaban de algo que supongo era un espíritu patriótico. Pero algo especial pasaba cuando nos tocaba cantar la Marcha de San Lorenzo: si coincidía que al pasar por el pórtico de salida estábamos por la parte de "su vida rinde!", todos cantábamos más fuerte, para que nuestro grito retumbara. Nunca nos dijimos nada, pero todos sabíamos.
Pasaron los años, supimos de horrores, vergüenzas, agachadas, derrotas ignominiosas. Aquellos granaderos sólo podían haber sido de lata. Ese Sargento Cabral un personaje imaginario. Nos quedamos esperando con Víctor Heredia al Ejército Popular. Nos hicimos adultos, vimos la podredumbre exhibida, perdones y amnistías insultantes, víctimas sin consuelo y cadáveres insepultos.
Llegó Néstor, y algo distinto comenzó. Por empezar, la ruptura con ese pasado de vergüenza y crímenes. Con Cristina pasamos a otro nivel. La alegría popular estalló en el Bicentenario. En ese montón de gente nos redescubrimos gustando de las mismas historias, de nuestro propio cuento Nacional y Popular. Y cantando, a media voz, la Marcha de San Lorenzo.
Hace un mes nos tocó llorar a Néstor. Y preguntarnos si el sueño había acabado, y de si volvíamos a la mierda de la mano de los desconocidos de siempre.
Pero fuimos muchos, y vimos nacer el mito con la muerte del Hombre. Por aquellas intuiciones de nuestra Presidenta Cristina, cambió, y así cambiamos, de la ejecución de la Marcha Fúnebre por la Marcha de San Lorenzo, para cantar en voz alta, y con orgullo, por este país.
Finalmente, después de tantos años, conseguí entender en su plenitud aquellos versos finales
"...soldado heroico,
cubriéndose de gloria,
cual precio a la Victoria,
su vida rinde,
haciéndose inmortal
Y así
salvó su arrojo,
la libertad naciente
de medio continente"
Fue Cabral, fue Néstor, fueron tantos, y serán tantos. No estamos solos, muchos aprendimos lo mismo esos días.
Al año siguiente se empezó a develar el misterio, y hasta pudimos aprender la letra de esa canción pegadiza. Como toda música patria, estaba llena de frases inentendibles y palabras raras. Discutíamos si era "son lauetes" o "son las leyes", frase más lógica sabiendo que se trataba de algo hecho por un prócer como San Martín, aunque hacer leyes a la víspera de una batalla... no sabíamos lo que era "hueste". No nos preocupaba demasiado. También Aurora, Mi bandera, el Himno a Sarmiento y todas las marchas que nos enseñaban en esas épocas donde aún se preparaba a los futuros soldados y ciudadanos de bien de la Nación Argentina. Como tales, salíamos formados de la escuela, cantando una marcha diferente cada día, la de las Malvinas, Tuyutí, y otras que nos llenaban de algo que supongo era un espíritu patriótico. Pero algo especial pasaba cuando nos tocaba cantar la Marcha de San Lorenzo: si coincidía que al pasar por el pórtico de salida estábamos por la parte de "su vida rinde!", todos cantábamos más fuerte, para que nuestro grito retumbara. Nunca nos dijimos nada, pero todos sabíamos.
Pasaron los años, supimos de horrores, vergüenzas, agachadas, derrotas ignominiosas. Aquellos granaderos sólo podían haber sido de lata. Ese Sargento Cabral un personaje imaginario. Nos quedamos esperando con Víctor Heredia al Ejército Popular. Nos hicimos adultos, vimos la podredumbre exhibida, perdones y amnistías insultantes, víctimas sin consuelo y cadáveres insepultos.
Llegó Néstor, y algo distinto comenzó. Por empezar, la ruptura con ese pasado de vergüenza y crímenes. Con Cristina pasamos a otro nivel. La alegría popular estalló en el Bicentenario. En ese montón de gente nos redescubrimos gustando de las mismas historias, de nuestro propio cuento Nacional y Popular. Y cantando, a media voz, la Marcha de San Lorenzo.
Hace un mes nos tocó llorar a Néstor. Y preguntarnos si el sueño había acabado, y de si volvíamos a la mierda de la mano de los desconocidos de siempre.
Pero fuimos muchos, y vimos nacer el mito con la muerte del Hombre. Por aquellas intuiciones de nuestra Presidenta Cristina, cambió, y así cambiamos, de la ejecución de la Marcha Fúnebre por la Marcha de San Lorenzo, para cantar en voz alta, y con orgullo, por este país.
Finalmente, después de tantos años, conseguí entender en su plenitud aquellos versos finales
"...soldado heroico,
cubriéndose de gloria,
cual precio a la Victoria,
su vida rinde,
haciéndose inmortal
Y así
salvó su arrojo,
la libertad naciente
de medio continente"
Fue Cabral, fue Néstor, fueron tantos, y serán tantos. No estamos solos, muchos aprendimos lo mismo esos días.
Etiquetas:
Kirchner,
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Sargento Cabral
martes, 16 de noviembre de 2010
Otro día de Justicia
No lo sabía entonces, Isabel era la mujer fea de la tele, la que aparecía con uno que le decían Lopecito. Al Viejo lo detuvieron, lo aparecieron en la Colonia Penal, lo largaron. Ahí supe lo que era el miedo. Supe del FAL apuntando, de la impunidad. Pasaron 35 años; pasaron asesinos, canallas, cagones, y cagones y canallas y asesinos todo junto. Vino Néstor y abrió las puertas y las heridas, para que dejen de supurar las heridas y el Pueblo vuelva a entrar en la Historia.
Hoy, algunos de los malos fueron condenados...
(gracias compañero Pampa Peronista)
Hoy, algunos de los malos fueron condenados...
(gracias compañero Pampa Peronista)
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