Argentina supo tener una red ferrocarrilera muy importante. Llegaron a ser 44 mil kilómetros, que hacían de ella una de las mayores del mundo. En ella convivían dos estructuras, la de transporte de la producción agropecuaria, que se ve como un ramillete radial, con foco en Buenos Aires y Rosario; y otra, que comunicaba pueblos muy distantes y hasta con los países vecinos.
Como bien sabemos, luego del huracán neoliberal de los '90, y de la mano del Carlos, la red quedó prácticamente desguazada. Sólo subsistieron aquellos ramales de transporte de cargas, prácticamente para uso exclusivo de algunas empresas. De la red de transporte de pasajeros quedaron solamente algunos ramales, o reciclados como turísticos, o bien por el esfuerzo aislado de algunas provincias o cooperativas.
Uno de los déficit de gobierno justamente es en esta área. Tímidamente se van realizando algunos proyectos, de poca monta, habida cuenta de la enormidad del desafío.
El gobierno claramente ha priorizado el transporte automotor, lo que a lo mejor puede ser bueno para no cargarse encima la administración de una empresa monstruo como llegó a ser Ferrocarriles Argentinos (qué lindo nombre). Pero con seguridad no aporta para revivir a los miles de pueblitos que estaban integrados al país a través de los rieles. Con rutas y autopistas, los automovilistas no paran en cada uno de estos lugares. La población local no tiene cómo moverse con facilidad. Y no hablemos de los costos. Para que una familia pueda hacer turismo, debe gastar en boletos de ómnibus sumas importantes.
El gobierno sí ha priorizado el turismo. Por qué no darle un cariz más popular facilitando el transporte de las familias de clase media baja? Por qué los jovencitos de este país no tienen más oportunidades de conocer su país? Estas cosas son importantes, tanto del punto de vista económico como de la felicidad del pueblo.
El reclamo por los ferrocarriles quedó como patrimonio de "Pami te escucha" Proyecto Sur. Su propuesta no es más que remozar el viejo sistema modelo '30. Nos preguntamos dónde está el kirchnerismo en esta temática? No tenemos más Scalabrinis, salvo Federico Bernal, para denunciar y proponer un modelo de ferrocarril con sentido nacional y popular, pero del siglo XXI. No es hacerle el juego a Pino ni a las otras derechas plantear nuestra opción. A esta altura, ya debiéramos estar impulsando el debate desde nuestros colectivos de militancia. En particular, no se escucha hablar a las universidades, salvo la excepción de la restauración del posgrado en Ingeniería Ferroviaria, de la FIUBA. Pero hace falta mucho más. Proyectos nuevos, formación de profesionales, involucrar a las provincias y pueblos afectados, a los pequeños productores rurales, a las pequeñas industrias.
Ahora los chinos se aprestan a dar el siguiente paso: ser los primeros en el mercado de los trenes de alta velocidad. Mientras nosotros dudamos si somos capaces de redesarrollar una industria ferroviaria competitiva.
Por supuesto, los chinos no saben nada. Nuestros genios locales ya nos habían advertido que el hierro de Sierra Grande tenía mucho azufre. Pero estos giles compraron igual. No se dieron cuenta que con el 1 a 1 ahorrábamos camino para llegar al Primer Mundo. Y que con los pesos que conseguíamos aquí éramos los reyes de Miami y Punta. Para qué invertir en industria, esa cosa del pasado.
Mientras tanto, los Roccatagliata y Schiavis deciden por nosotros
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