sábado, 2 de agosto de 2014

Los fantasmas no existen, pero que los hay, los hay. O también: del antisemitismo trasvestido en antisionismo

Muchos piensan que cuando uno habla del antisemitismo larvado que existe en la crítica a Israel, está viendo fantasmas. Desde hace rato que decimos que las discusiones y peleas que se tienen por estas latitudes respecto al tema de Gaza y el conflicto palestino-israelí no sirven en nada a una solución allá, y sí sirven para exorcizar todo el antisemitismo que muchos cargan por formación cultural, donde la iglesia católica ha hecho bastante por el tema. Sumado al antisemitismo de la izquierda stalinista, que justificó su giro en apoyo a los países árabes que abrazaron el nacionalismo llamando a un antisionismo, criticado para adentro en un cierto concepto de "cosmopolitismo" que escondía al viejo odio a los judíos que en esas latitudes fueron tan generosos en persecuciones.
Por nuestros pagos, esos antisemitismos embutidos en una ideología vagamente anticapitalista fueron fecundos en alimentar el mito del poder judío mundial.
Y como cada vez que renace el conflicto, algunos cuantos se ven motivados a hacer "justicia" y diseminando el odio con las clásicas mentiras antisemitas. Para muestra, un botón(azo), unos antisemitas chilenos reflotando el mito del "Plan Andinia" en ese sitio
Seguimos creyendo que la única solución a un conflicto entre pueblos es política. Diálogo y concesiones dolorosas. Mientras tanto, Cristina y su gobierno muestran que es posible un camino de respeto y apoyo a las iniciativas de paz. Y como muchas veces, a la izquierda de unos cuantos compañeros, que parecen reflotar aquellas historias contadas en las parroquias.