Recién hoy el Gobierno parece haber despertado y asumido que debía tomar decisiones algo firmes al respecto del problema de los cortes de energía.
Si entre los cortes, la consiguiente falta de agua, el tener que tirar comida, el no saber si se puede comprar un producto perecedero, en los ratos en que uno se puede comunicar con el mundo, o al menos escucharlo; hay que oir a un comunicador oficialista hablando de que "cada distrito debiera hacerse cargo de los servicios públicos"; o a los militantes mongos repetir como loros que este verano es el más caluroso del siglo, como si las cosas hubieran andado fenómeno en los veranos anteriores, le vienen a uno impulsos homicidas. Suponemos que estas cosas son bastante piantavotos. Como la oposición es peor, lo que traen estas cosas es un descreimiento sobre el declarado propósito de tener un Estado para Todos. Consignas lindas, como "La patria es el otro", para entusiasmar a militantes y seguidores, pero que claramente no inspiran a los "funcios" que llegaron a sus puestos por este gobierno.
Por ahí leíamos a algunos militantes honestos que decían de su trabajo en apoyo a los vecinos en problemas. Pero el problema no es ése, sino el de funcionamiento del Estado.
Claramente, el ENRE no hizo todo lo que debía hacer. No se sabe si por inepcia, por dejadez, o por complicidad. No sabemos si los responsables son compañeros o burócratas heredados de otras épocas. Pero lo cierto es que un Gobierno que busca recrear un Estado para todos claramente no puede quedar en la inercia del funcionamiento burocrático, y salir a anticipar los problemas. No esperar a consultar con el padrino político o a esperar la orden de Cristina.
Leímos que el Gobierno iba a hacer un arreglo en "Repetto y Beláustegui (Santa Rita): Dos nuevas salidas a la red que permitirá distribuir cargas en el radio de las calles avenida San Martín, Remedios de Escalada, Rojas y Luis Viale.". El portero de mi edificio me había dicho hace tres años que ahí estaba el problema. Los vecinos hicimos, hace más de un año, una asamblea para reclamar al ENRE sobre este transformador. No pasó nada. Por eso no debiera sorprender la magnitud de los problemas eléctricos, y menos la reacción de la gente.
El Gobierno debe darse cuenta que no puede descansar y debe, alguna vez, actuar antes de los problemas. Prevenir antes que apagar el incendio previsible. Las catástrofes existen. Pero no los problemas de infraestructura, que un día aparecen. Los funcionarios responsables deberán dar cuentas, y alguna renuncia serían necesarias. Y también algún mensaje de Cristina, que parece darles la razón a los gorilas que dicen que está enferma.
Una de las diferencias que existen entre los países desarrollados y los subdesarrollados es justamente la infraestructura, otra es el modo de resolver un problema. Si alguna vez queremos que este país sea más vivible, la mejora de la infraestructura debiera ser una prioridad. La otra es la rapidez para resolver una emergencia. Y una tercera diferencia, que engloba a las otras, es justamente la revisión de lo que está mal, lo que se hizo mal, y tomar las medidas conducentes a que el problema no se repita.
Algunas áreas del gobierno están transitando la etapa de la sintonía fina. Es hora que esto llegue al resto del Estado nacional. Para terminar de una vez con las décadas perdidas de los '80 y '90. Para que este modelo siga avanzando, para poder sentir que este gobierno no fue una oscilación extraña, sino que es viable y que puede persistir en el tiempo.
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