Hemos permanecido silenciosos. El relato mítico de los setentistas y anteriores nos cubrió y, asì como nos guió en nuestros inicios, no nos permitió vernos como un producto original y legìtimo de nuestra historia. Los argentinos no éramos nuevos Che dispuestos a revoluciones. A muchos setentistas les costò entender esto. Hasta la vida, incluso. Otros se dedicaron a rendirle memoria. Otros a armarse un kiosquito que defienden hasta hoy.
Los ochentistas nacimos a la polìtica con el fin de la dictadura. La democracia, los derechos humanos, el respeto al disenso y la conducción de masas (con fuertes toques basistas) son los valores con que nos moldeamos y practicamos. En general le tuvimos (y nos dura), la tirria al acriticismo y el verticalismo. Y, a pesar de la simpatìa, siempre nos costò entender a fondo a monchos, perros y otras razas del setentismo. Menos heroica pero más polìtica, más popular, más masista, nuestra praxis está en lo que ha venido después. Creemos que el kirchnerismo hereda mucho de ésos, nuestros valores.
Fuimos los últimos a hacer pintadas, hasta que la menemtroika se impuso como nueva cultura polìtica, inaugurando el noventismo. El 2001 nos volvió a juntar, y lo de Néstor nos abrió los ojos a lo nuevo llegando. La 125 nos puso en la calle nuevamente. Y el 27 de octubre nos hizo ver que había muchísimos pibes que tomaban el compromiso dejado por Néstor.
Por eso, más allá de una circunstancial derrota ante la derecha (¿cuántas tenemos encima?), sabemos que tenemos esa cantidad de pibes, viejos y laburantes, intelectuales y mujeres del montón, que bancamos a Cristina y al Proyecto. Que con toda esa militancia, le podemos hacer la vida complicada a cualquiera que se nos ponga adelante, màs allá de las encuestas y las campañas mediáticas, ésas con tanto olor a noventas.
Los ochentistas hemos perdido habiendo ganado, y sabemos ganar habiendo perdido. No queremos candidatos que miren las encuestas, queremos parar militantes, organizaciones, y joder al Poder estando junto al, y en el Pueblo.
¡Ochentistas, de pie!
2 comentarios:
Me gustó. Yo soy de un poco más tarde, de los que no se subieron al tren de la Alianza pero se quedaron deprimidos entre el 97 y 2003, y ahí se volvieron a despertar. Abrazo.
Gracias, Comandante. Por deber militante voté por primera vez en mi vida a un radical, culpa del Chacho, y todavía quiero cortarme las manos.
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